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Amistades perdidas

Amistades perdidas: por qué en 2020 hemos roto muchas de nuestras relaciones

amistades perdidas

Los amigos se cuentan con los dedos de una mano. Y hay veces en las que incluso puedes sentir que sobran. Las amistades son la relaciones que escogemos. A quienes llamamos cuando necesitamos hablar, con quienes nos gusta pasar nuestro tiempo libre y las personas con las que, ningún silencio, se hace incómodo.

Pero aunque sepamos que las amistades se reducen a un círculo pequeño de personas -el resto son compañeros-, cierto es que en ocasiones creemos tener más gente a nuestro alrededor en la que apoyarnos que la que realmente tenemos. A veces, incluso, sucede lo contrario. Lo difícil es encontrar amigos con los que tan solo al mirarse sentir esa complicidad. Y sabemos que 2020 ha sido un año muy difícil para mantener estas relaciones.

Hemos estado sometidos a cambios constantes. Nos sentimos mucho más estresados, nuestros altibajos emocionales han pasado factura, solo a nuestro interior, sino también a nuestro entorno e, incluso, algunos hemos tenido comportamientos inapropiados que jamás esperaríamos llegar a manifestar. Y no es nuestra culpa.

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La situación pandémica ha alterado cualquier forma de vida que llevábamos hasta el momento. Estar encerrados en casa, tener horas de paseo controladas, no poder abrazar a nuestros allegados ni ver a nuestra familia durante meses. Todo lo que nos rodea ha tenido su repercusión en nuestra salud mental y, por tanto, en la manera en la que nos relacionamos.

Nuestra salud mental altera nuestros comportamientos

¿Nos hemos acostumbrado a estar más solos que nunca? Aunque parece que la tecnología ha sido un factor vital e imprescindible para esos meses de cuarentena, lo cierto es que en la mayor parte de los casos ha llegado a provocar el efecto contrario. Estar permanentemente conectados, nos ha hecho desear desconectar.

Al mismo tiempo y, paradójicamente, también hemos anhelado que ciertas personas no nos preguntaran por nuestro estado de ánimo sin tener en cuenta cuál era el suyo. Hemos vivido una dualidad emocional que ha distorsionado nuestra realidad. La vulnerabilidad y la susceptibilidad han alcanzado límites insospechados y cualquier comentario lo hemos malinterpretado.

Otro de los factores que han roto muchas amistades en este último año ha sido la seguridad frente a las restricciones sociales de la pandemia. Tener amigos que pensaran diferente respecto a las mismas, que quisieran saltárselas, que no tuvieran cuidado o, justo el extremo contrario, ha llevado a un choque de opiniones que ha roto relaciones.

Evaluar la situación resulta ahora un poco más claro que hace un año. La situación mejora poco a poco y la evolución de nuestro estado emocional varía permitiéndonos ver con mayor claridad lo que estamos viviendo. Tenemos más perspectiva y posibilidades de socializar.

Mental

12 problemas mentales derivados de la pandemia: cómo identificarlos

Los estragos que ha causado la pandemia del nuevo coronavirus en la salud mental de la población mundial van incluso más allá de las secuelas neurológicas que deja el COVID-19 en los recuperados

Conforme a los datos de un estudio de Oracle, compartido por ¿y psi hablamos? a Business Insider Españala salud mental se ha visto severamente afectada en el 78% de los casos.

La prevalencia combinada ha sido de un 15,97% para trastornos depresivos, 15,15% para la ansiedad, hasta 23,87% en los casos de insomnio, y un 22% y 13,29% para trastorno de estrés postraumático y angustia psicológica, según uno de los estudios relacionados publicados enScience Direct.

«La pandemia ha añadido estresores externos a todas las personas que tenían una vulnerabilidad psicológica previa a la pandemia, más y menos grave. Esto ha puesto a prueba sus recursos personales. A ninguno nos ha venido bien», reconoce Rafael San Román, psicólogo en ifeelplataforma de bienestar emocional y apoyo psicológico para individuos y organizaciones. 

«Todo lo que es el aislamiento, la incertidumbre, el riesgo para la salud, el no poder estar al aire libre… Todo esto, potencialmente, ha exacerbado el sentimiento depresivo y la ansiedad», data el psicólogo a Business Insider España en una entrevista. 

La ansiedad, la depresión, los sueños pandémicos e incluso los 55 síntomas a largo plazo que se pueden manifestar tras recuperarse del COVID-19 podrían convertirse en uno de los grandes problemas sanitarios de 2021 para varios expertos. Tanto que incluso la Organización Mundial de la Salud (ONU) ha advertido de que se avecina una crisis de salud mental.

Estos son 12 de los problemas de la salud mental que se han agudizado con la pandemia de COVID-19.

Depresión

«Las personas que tenían tendencias depresivas o una depresión diagnosticada, por lo general, les beneficia salir a la calle, pasear, hacer cosas diferentes. Hacer cosas gratificantes, no ver más riesgos ni recibir estresores externos».

Con esta introducción, San Román ejemplificaba lo que ha sido uno de los problemas mentales derivados de la pandemia de COVID-19

«Si aun encima estas personas se contagian con el coronavirus el escenario es peor todavía», añade.

No obstante, todo esto depende del punto de partida. No es lo mismo ser una persona depresiva que ser una persona melancólica, aclara el psicólogo de ifeel.

O estar en una situación excepcional, como puede ser tener una patología previa o estar embarazada —casos entre los que creció el porcentaje de depresión hasta el 38% en España y un 59% para ansiedad—. 

Según una investigación canadiense que valora los hallazgos de 55 estudios diferentes relacionados, la prevalencia de la depresión aumentó un 16% entre enero y mayo del año pasado —una cifra que podría ascender al 20% en España—. La ansiedad, un 15%.

En esta misma línea, Raquel Moyá, psicóloga, coach y directora de ¿y psi hablamos? ha reconocido a Business Insider España que el riesgo de padecer depresión ha aumentado considerablemente también entre la población general —un 32% sólo en los 2 primeros meses en la plataforma—. 

Triada cognitiva de Beck

La visión negativa de ti mismo, la tendencia a interpretar tus experiencias de forma negativa y la visión negativa acerca del futuro está llevando a muchas personas a experimentar inicios de un trastorno depresivo, según Moyá. 

Esto se conoce como triada cognitiva de Beck, señala la experta, y se considera un precursor inmediato de la enfermedad.

Trastorno afectivo emocional

Otro de los trastornos estrechamente relacionados con el cuadro sintomatológico de la depresión, que se ha agudizado por la pandemia ha sido el trastorno afectivo estacional. 

En inglés se conoce como SAD, que es la abreviatura de seasonal affective disorder, pero también el significado de triste en dicho idioma. 

La afección tiene lugar en las temporadas de menores temperaturas, en lugares donde hay menos luz y donde por las incidencias climatológicas se puede salir menos a la calle —como en los países nórdicos, por ejemplo—. 

Ansiedad

«Tanto para las personas que han sufrido la enfermedad, quien ha tenido un contacto directo y los sanitarios en primera línea, sí que se ha visto un incremento de los problemas psicosociales, por ejemplo, en patologías relacionadas con los estados de ánimo, como la ansiedad», coincide la directora de Psicólogos Pozuelo y coordinadora de psicología clínica de la salud, y psicoterapia del Colegio de la Psicología de Madrid, Mercedes Bermejo.

Aunque San Román insiste en que ha sido especialmente más severo para aquellos que tienen más fobias, se preocupan enseguida por cualquier cosa o reacciona exageradamente en cuanto al miedo y la preocupación. 

«Todo se agudiza», añade.

Tal y como han reflejado diversos estudios —e incluso como podrás imaginar— los profesionales ligados al sector sanitario han sido quienes más han sufrido en medio de la propagación del SARS-CoV-2. 

Según una de las investigaciones publicadas en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental uno de cada 7 sanitarios españoles han presentado un trastorno mental discapacitante durante la primera oleada de casos.  

Trastornos alimentarios

Conforme a las declaraciones de Ana González-Pinto, presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y jefe de Servicio en Funciones del Hospital Universitario de Álava, en una entrevista con Business Insider Españalos trastornos alimentarios en pacientes infantojuveniles han sido unos de los que más han crecido en medio de la pandemia.

«Es la primera patología que hemos visto aumentar exponencialmente», resalta la especialista. 

De facto, los informes de varios hospitales reflejan que han aumentado hasta en un 20% las consultas relacionadas. Y, según elDiario.es, un 50% las urgencias por trastornos entre adolescentes.

Abuso de fármacos

El uso de medicamentos para el sistema nervioso se ha incrementado durante la pandemia por más de 2 respecto a 2019, según datos del Consejo General de Farmacéuticos compartidos con Business Insider España.

«En 2020 se incrementó el uso de medicamentos para patologías como la ansiedad, la depresión o el trastorno del sueño en un 4,8% frente a apenas un 2% en 2019», informan los expertos. 

Pero los ansiolíticos y los antidepresivos aumentaron un 14% respecto a 2019.

Además, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la situación actual ha llevado a muchas personas a abusar del consumo del alcohol o el tabaco.

Trastornos de personalidad

Uno de los trastornos mentales que puedan haberse identificado durante la pandemia, según San Román, son los trastornos de la personalidad. 

«Esto también ha afectado a personas con trastornos mentales severos», dice refiriéndose al encierro y la incertidumbre por el destino del nuevo coronavirus

«Por ejemplo, a aquellos que tienen un trastorno de la personalidad no diagnosticado y no tratado«, San Román. 

Esquizofrenia 

Los pacientes con esquizofrenia —uno de los trastornos de salud mental más comunes en España junto a la depresión, la ansiedad, el Alzheimer y la bipolaridad— también se podrían haber visto severamente afectados por el paso de la pandemia, según San Román.

«A los pacientes con esquizofrenia les viene bien hacer una vida normal y flexible. Pero eso no significa que a todos, por lo general, les haya ido a peor. Las personas tenemos muchos factores de riesgo pero también muchos factores protectores. Eso sí, a mejor no va», explica.

Trastornos obsesivos compulsivos, más conocidos como TOC

Según Bermejo, en adultos y en niños se están identificando síntomas relacionados con el trastorno obsesivo compulsivo —más conocidos como TOC—, por el miedo a tocar las cosas, miedo a contagiarse…

Y San Román coincide.

«A alguien muy asustadizo, a quien le preocupa mucho la salud y la prevención, puede haber desarrollado un mecanismo para detener esa ansiedad: lavarse obsesivamente, 3 mascarillas, no relacionarse con nadie, comprar varias veces si lleva gel en el bolso…«, ejemplifica.

No en todos los casos será un TOC clínico, aclara San Roman, podría ser una obsesión manejable. Pero si no puedes salir de casa sin comprobar varias veces todas estas cosas, entonces se te puede haber ido un poco de las manos.

Trastornos por estrés postraumático (TEPT)

«Haber sufrido de forma severa la enfermedad, haber estado ingresado y al borde de la muerte deja mucha huella psicológica aunque luego se recupere y esté todo bien», reconoce San Román. 

En consonancia, el análisis que recopila 55 estudios internacionales ha evidenciado que la prevalencia del trastorno por estrés postraumático fue del 22%, entre enero y mayo. 

«Los individuos que se recuperan de COVID-19 pueden correr un riesgo aún mayor de sufrir depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y trastorno por consumo de sustancias«, concluye también otro de los análisis publicados en JAMA Network.

Aunque en un estudio donde se aborda los resultados de ensayos con más de 44.000 afectados, sólo el 1% de los voluntarios presentaba TEPT.

Insomnio

Los estresores añadidos por la propagación del COVID-19 anteriormente mencionados por el experto, han derivado también en trastornos del sueño. 

«La falta de separación entre el trabajo y el hogar puede desencadenar patrones de sueño irregulares», añade Raj Dasgupta, médico y profesor asistente de medicina clínica en Keck Facultad de Medicina de la Universidad del Sur de California, EEUU.

La gente está teniendo sueños «apocalípticos» durante la pandemia por COVID-19, según los científicos 

«La pandemia lanzó una bola que curvaría todo nuestro ritmo circadiano», puntualiza Dasgupta.

Dicha afección se ha observado con más severidad en los perfiles de profesionales sanitarios, según el estudio publicado en Science Direct. En el diagnóstico de insomnio detectaron que los profesionales de la salud tenían los problemas para conciliar el sueño 2 veces más pronunciados que la población general

Niebla mental

En el contagio con COVID-19 pueden aparecer otros problemas neurológicos relacionados con la afección del virus en el organismo, dada su capacidad para invadir el cerebro e incluso hacer pasar una enfermedad respiratoria por cardiovascular. 

Este conjunto de síntomas se conoce como niebla mental y se ha convertido en uno de los síntomas del coronavirus que más asustan a los científicos

Futuro hoteles

Continúo compartiendo con vosotros las ideas de una de mis amigas ¡Que me encantan! Esta semana visitó el futuro de los hoteles y me decía…

Si admitimos, y no creo que haya más opción, que la digitalización se desarrolla de forma imparable como una mecha que se consume, y tenemos en cuenta que se extiende de forma inexorable como un fluido denso, ocupando todas las áreas de nuestra vida, no nos queda más remedio que reconocer que nuestro presente está preparándose para una gran metamorfosis.

El retail se vio golpeado, al principio solo levemente, por la llegada de un timidísimo e-commerce – ¿Quién podía pronosticar el futuro de Amazon? ¿Quién identificar que una tienda virtual sería el punto de apoyo de una palanca que hoy mueve el mundo? – Y el sector se defendió ofreciendo al público (al nuevo y poderoso público, porque no solo el mercado evoluciona; también los consumidores lo hacen) un As hasta ahora desconocido: la experiencia de compra. El mercantilista acto de adquirir bienes se convirtió en una nueva manera de ocio, y las cafeterías y gastrobares competían con tiendas disfrazadas de discoteca donde pasar la tarde oyendo música y estando con amigos. Los bancos, el sector más serio y formal, trocó sus sucursales en espacios chill-out donde degustar un café. Todo estaba cambiando.

Podemos aventurar que este virus digital también afectará a los hoteles. Y, de la misma manera que en el sector de los medios de comunicación confluyeron dos crisis mastodónticas: la del propio modelo agotado sin recambio generacional y el tsunami de la era de la información gratis a través de internet, en el mercado del alojamiento turístico se empiezan acusar ya los efectos de la doble vírica con la llegada de la Covid.

Los hoteles se tendrán que reinventar en esta carrera por adaptarse o morir. Y si hacemos un ejercicio por anticipar qué cambios se alumbrarán, deberíamos tener en cuenta las siguientes circunstancias:

  • La sostenibilidad, necesaria hoy pero imprescindible en breve, limitará nuestra movilidad. Es probable que los desplazamientos aéreos se vean restringidos y pasen a ser simplemente un exceso del pasado. Lo local empezará a ser lo sensato.
  • Los progresos tecnológicos están en constante avance, como el universo en expansión. Las oportunidades que la evolución tecnológica más puntera nos proporcionan siempre llegarán antes al canal profesional de ocio que al doméstico. Los hoteles podrían convertirse en el aula de pruebas y experimentación de lo último en cualquier tecnología, especialmente la Realidad Virtual.
  • El riesgo de contagio de nuevas enfermedades infecciosas determinará las condiciones no solo higiénicas sino también de número de personas con las que compartir nuestro ocio. Igual que existe el deporte de riesgo podrá desarrollarse un nuevo estilo de recreo seguro que huya de aglomeraciones y proporcione una oferta más reducida e intimista.
  • La conciencia creciente de la importancia del cuidado personal holístico ocupa cada vez mayor espacio en la cultura contemporánea. La búsqueda del equilibrio espiritual (con la irrupción de las técnicas de mindfulness) y corporal (con las innumerables tendencias gastronómicas y la constatación de la importancia del ejercicio físico) supone una nueva grieta sin cubrir en la oferta de descanso vacacional.

Es muy difícil aventurar el futuro de cualquier sector y parece que siempre el pequeño empresario, en cualquiera de ellos, se verá arrastrado por las circunstancias y, sobre todo, por las mastodónticas corporaciones con más recursos y mayores posibilidades. Diría que, en este caso concreto, los hoteles pequeños parten con una ventaja significativa porque su poder de adaptación puede ser infinitamente más veloz y certero. Ojalá sepan coger el tren que se acerca.

Preocupación

Si vives preocupado, ¿estarás mejor preparado para afrontar las dificultades?

El ritmo de vida actual, con muchas tareas por afrontar, compromisos laborales, familia, amigos, facturas… hace que la preocupación sea una constante en nuestras vidas. Las preocupaciones, por tanto, parecen ser nuestras mejores amigas y aunque es cierto que son normales, muchas veces las vivimos con la sensación de no poder parar de dar vueltas a determinados temas que nos aterran, esos que aparecen una y otra vez en nuestra cabeza en forma de ‘¿ y si sucede esto.. ?’.

Realmente las preocupaciones son cadenas de pensamientos que a veces vienen incluso en formato de imagen, muy continuos. Todos tienen en común que nos hacen sentir mal y que aparecen de manera poco controlada , es decir, que cuando surgen podemos saltar de un tema a otro fácilmente.

¿Pero por qué nos preocupamos si eso nos hace sufrir? Según Borkovec y colaboradores, el proceso de la preocupación representa un intento de solución mental de problemas sobre un tema cuyo resultado es incierto, aunque conlleva la posibilidad de una o más consecuencias negativas. Es decir, parece que nos preocupamos para ocuparnos de lo que está pasando.

Hay motivos por los que pensamos que las preocupaciones son útiles. Algunos de ellos pueden responder a estas frases que pueden formar parte de nuestro discurso interno: «Preocuparme hace menos probable que lo que temo ocurra», «me ayuda a descubrir medios de evitar lo que temo» o «preocuparme por un suceso negativo me ayuda a prepararme para cuando ocurra». Sin embargo, esto son verdades a medias, ya que cuando la preocupación es excesiva, la se convierte en una constante, no podemos dejar de preocuparnos y sus consecuencias comienzan a afectarnos: problemas de concentración sueño, tengamos fatiga, tensión muscular, estemos irritados… y además, todo esto no ayuda a tomar decisiones, sino todo lo contrario.

Los estudios del equipo de investigación de Tallis o Dugas ya mostraron que los individuos que se preocupan mucho, cuando intentan solucionar problemas, se encuentran obstaculizados por elevados requerimientos de la situación, por lo que son más lentos. No es que no sepan cómo solucionar problemas, sino que tienen dificultades para aplicar su conocimiento debido a reacciones contraproducentes ante las situaciones. Con otras palabras, si estoy tan preocupado porque veo a mi pareja distante y no como, no duermo, no me concentro y vivo en un estado de angustia constante, no voy a poder afrontar ese problema, no voy a poder comunicarme y eso no ayudará a que el problema se pueda resolver.

Vivir excesivamente preocupados hará que todo nos parezca una amenaza y no podamos seleccionar bien a lo que dirigirnos. Por esto, es importante recordar que la preocupación es necesaria y normal pero siempre en la medida en la que nos permite actuar y nos resulte útil para resolver lo que está pasando y me ayude a dirigirme hacia la búsqueda de soluciones. Preocuparnos sería el primer paso para resolver un problema, es decir, ser consciente de lo que me asusta, pero tiene que derivar en la puesta en marcha de mis recursos. Ahí es donde reside su valor.

Sobre los autores

La psicóloga Elena Huguet compatibiliza su actividad como psicóloga sanitaria en la clínica ‘En Equilibrio Mental’ con la investigación sobre suicidio en el programa de doctorado de la UCM, la docencia en la Universidad Europea de Madrid como profesora del Máster del Psicólogo General Sanitario y como formadora en distintos centros de formación como la Universidad Miguel Hernández, la Universidad Autónoma de Madrid y en los grupos de trabajo del Colegio Oficial de Psicólogos, entre otros.

Además, posee títulos de experto en Trastornos de la personalidad, Atención Psicológica Telemática Inmediata y también en Terapia Breve Estratégica. Formada en terapia cognitivo conductual, terapia sistémica, terapia dialéctica, mindfulness y evaluación neuropsicológica en niños, ha colaborado en la elaboración del libro ‘Problemas psicológicos en jóvenes universitarios’ y la guía de ayuda para refugiados.

Por su parte, el psicólogo Juan José Rodrigo ha desarrollado su actividad profesional en el ámbito clínico y de la salud en diversos contextos; colaborando con diferentes entidades como la Fundación Jiménez Díaz y SAMUR-Protección Civil. También ha trabajado en la Red Integral de Atención a Drogodependencias del Gobierno de Castilla- La Mancha, llevando a cabo labores de prevención e intervención a nivel familiar e individual.

Tiene amplia experiencia con población adulta e infanto-juvenil en el tratamiento de trastornos de ansiedad, gestión emocional, problemas de conducta, estado de ánimo, duelo, problemas de alimentación, conductas adictivas, problemas familiares y de pareja. Posee formación específica en apego y trauma.

Ideas preconcebidas que hacen daño

Por tanto, no es cierto que si alguien vive constantemente preocupado esté más preparado para afrontar sus problemas. Este es el primero de una serie de doce mitos sobre la psicología que a lo largo de las próximas semanas aprenderemos a desterrar junto al equipo de psicólogos de ‘En equilibrio mental’ , con Jesús Matos al frente. A través de videos prácticos y una explicación sencilla sabremos cómo sentirnos mejor y ser más felices entendiendo nuestras emociones.

Soy

“Déjame partir entre mártires y dementes, que soy parte de la sociedad desadaptada de febriles románticos. Llévame sueño eterno, déjame formar parte del tiempo y hazme ceniza: que nadie me ame, que nadie me llore, que se ahorren el dolor, porque me lo llevo a la tumba.”